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Así lucimos cuando solo trabajamos en el TENER, y no en el SER...

  • Foto del escritor: by Manu Paqué
    by Manu Paqué
  • 10 jun
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: hace 4 días

La prosperidad y la riqueza son dos cosas muy distintas, ser "rico" consiste únicamente en el talento para acumular dinero

...Sin embargo ser PRÓSPERO significa SER RICO VERDADERAMENTE  de una forma integral, logrando el equilibrio y la plenitud en los aspectos mas importantes de la vida: el físico, emocional, económico, pero, sobre todo, el espiritual 🙏🏻.


Ser millonario también significa ser rico en amor, en relaciones, en alegría, salud, amigos, en experiencias, ¡en Dios! ...así viene la paz y la tranquilidad emocional. No existe una felicidad total cuando esto se encuentran en desequilibrio, es imposible.

Con el corazón os digo, no os perdáis en la idea errónea y obsesiva de pensar que la felicidad tan deseada únicamente viene acompañada de grandes cantidades de dinero, fama o popularidad, o luciendo un físico escultural. Cuidado, que os llevaréis una profunda decepción y perderéis muchos años en la búsqueda.


El dinero es muy importante, ¡por supuesto!, y entre más, ¡mejor!, soy fiel de esta idea, pero también os digo, MUCHO CUIDADO, porque no es lo único, ni exclusivamente lo más importante.


Porque, seamos sinceros: ¿Qué clase de “rico” es aquel que se desloma ganando millones, pero no puede dormir en paz?

¿Qué riqueza hay en una vida rodeada de lujos, pero vacía de amor, salud o sentido?


La prosperidad auténtica nace cuando buscamos equilibrio en las áreas fundamentales: el cuerpo que habitamos, las emociones que sentimos, las relaciones que cultivamos, el dinero que administramos con consciencia, y —por encima de todo— el espíritu que nos sostiene.


Ser millonario no es tener más cifras…Es tener más vida.


No os dejéis engañar por el espejismo moderno de que la felicidad se compra...o se mide en likes. Eso es un cuento mal contado, una moda efímera y una promesa vacía. Os juro que muchos han llegado ahí…y se han encontrado con un silencio ensordecedor.

La felicidad no es una cima, no es un punto de llegada, la felicidad no es el exceso de una sola de las facetas, sino el equilibrio de todas.


Imaginad que os encontráis gravemente enfermos, pero gozáis de una posición económica excelente… ¿seréis felices?

O imaginad que vivís el amor romántico más maravilloso, pero con una carencia financiera enorme o una familia que parece un campo de batalla… ¿lo seréis?

Mmm… ¿en serio lo habéis reflexionado?


En ninguna situación en desequilibro puede existir felicidad, en absolutamente ninguna.

La verdadera dicha no puede habitar en un corazón en guerra, ni en una vida partida por dentro.

Y eso no se enseña en las escuelas… se aprende en las caídas.

O —con suerte— en la introspección.


La gracia consiste en vivir en CONCIENCIA, intentando equilibrar con inteligencia emocional todas las facetas.

Desde mi experiencia, os diré: una profunda sensación de plenitud nos invade cuando nos volvemos observadores. Es ahí cuando encontramos respuestas, cuando asimilamos verdades irrefutables con docilidad y humildad.

Para avanzar. Para crecer. Para comprender.Y para intentar, siempre, lograr ese equilibrio en la existencia.


Entonces, uno deja de vivir en automático y empieza a diseñar una vida con propósito, una vida en equilibrio, una vida próspera.

Y en ese instante -sólo en ese instante- uno se da cuenta de que la verdadera riqueza nunca estuvo en lo que se acumulaba afuera, sino en lo que se ordenaba por dentro.

Os deseo esa clase de plenitud. La que no se compra, pero sí se cultiva.




En conclusión:

1. Ser rico es tener, ser próspero es SER.

El rico colecciona posesiones, el próspero colecciona momentos. Uno acumula objetos, el otro experiencias que nutren el alma. El primero vive para mostrar, el segundo, para sentir.


2. Ser rico es llegar; ser próspero es disfrutar el trayecto.

Muchos llegan a la cima…pero con el corazón vacío, la salud hecha polvo y sin nadie esperándoles en casa.


3. La riqueza sin propósito es como una copa de oro llena de agua sucia.

Brilla por fuera, pero envenena por dentro. La prosperidad, en cambio, es una copa humilde con agua pura. No impresiona a todos, pero sacia profundamente a quien la bebe.


4. La verdadera riqueza no se mide en cifras, sino en libertad.

Libertad de tiempo.De pensamiento.De ser tú sin rendirle cuentas a un personaje que inventaste para encajar.


5. Un rico puede comprar relojes. Un próspero sabe lo que vale el tiempo.

El rico presume su colección de Rolex, el próspero disfruta una sobremesa sin mirar el móvil.


6. Ser próspero es tener lo que no se puede robar ni heredar.

Nadie hereda paz mental. Nadie te puede regalar equilibrio emocional. Eso se cultiva, se elige, se honra. Y eso… eso sí es riqueza.


7. El rico habla de lo que tiene. El próspero, de lo que siente.

Y en una conversación larga, el segundo es mucho más interesante, porque no presume cifras, comparte vivencias, comparte verdades.


8. Riqueza es lo que entra en tu cuenta. Prosperidad es lo que no te falta aunque te lo quiten todo.

Puedes perder inversiones, casas, empresas…pero si tienes amor, salud, fe, amistades leales y una mente en paz, ¡sigues siendo millonario en lo que realmente importa!


9. La prosperidad no es una meta: es un estado del alma.

Una sensación de estar en paz con tu camino, aunque aún falte por recorrer. Una certeza interna que no depende del saldo bancaria, sino del equilibrio entre lo que haces, lo que das y lo que eres.


10. Rico es el que tiene dinero. Próspero es el que tiene sentido.

Porque el dinero sin propósito se convierte en rutina cara, pero cuando todo lo que haces tiene una razón más grande que tú, entonces vives desde la abundancia real. La que no se mide en euros, sino en sentido, contribución y paz interior.





Cuidado con convertirte en un millonario triste:

con coches que rugen, casas de revista,

pero con el corazón en huelga.



¡Os deseo sintáis la máxima felicidad!.

Un abrazo grande.


- Manu Paqué -


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