top of page

Esto no va de TÍTULOS, va de VIBRA

  • Foto del escritor: by Manu Paqué
    by Manu Paqué
  • 20 dic 2024
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 17 jul



A ver…

¿Quién no ha querido alguna vez descubrir cómo se hace eso de manifestar lo que uno desea?

Porque soñar, soñamos todos. Desear, también. Y pedir… ¡madre mía, pedir lo tenemos más que ensayado!.

Esto no va de TÍTULOS, va de VIBRA.

Después de mucho tiempo, entendí por qué tanta gente se frustra con la famosa ley de atracción.

Percibo que no va de repetir como mantra: “yo soy abundancia” "yo soy salud", mientras por dentro nos estamos saboteando, o muriendo de miedo.

Esto no va de pensar bonito ni de pedir con ansia. Esto va de vibrar, de sentir de verdad, de vivir en coherencia con eso que deseas... como si ya fuera tuyo.

Y cuando lo pillas... ¡flipas! Porque parece magia, pero es pura ley.

Esto no va de títulos. Va de vibra.


Lo verdaderamente desafiante es aprender a pensar bien, a gestionar lo que sentimos y educar nuestras emociones, es uno de los artes más complejos que existen.

Ni en Harvard te enseñan eso. Ni aunque te estampen veinte doctorados en la frente, porque no se enseña en ninguna universidad, por mucha teoría que nos echen, -!amo a ver!-


Porque la mente es como un jardín salvaje: si no la cuidas, se llena de creencias heredadas, pensamientos prestados y emociones mal gestionadas. Y claro, luego queremos que florezca algo bonito ahí...ya podéis esperar sentados. No funciona así.


La Ley de Atracción no es una moda ni un milagro. Es una ley natural. Funciona con o sin tu permiso, le da igual si hoy crees en ella o si estás de malas. No distingue entre lunes o domingo. Simplemente, está. Y opera. No va de religiones ni de cosas raras. No necesita que le reces. No tiene intereses. Es como la ley de gravedad, no hace falta creer en ella para que te afecte o te beneficie.


Y lo más brutal es que puede ser una bendición... o un marrón, según en qué frecuencia estés vibrando.

Todo vibra. Y lo semejante atrae a lo semejante.

Tú vibras. Yo vibro. Esta frase vibra. Esa silla vibra.

¿Comprendéis?

Los pensamientos no son neutros: generan una frecuencia. Y las emociones...ni hablamos. Como si fueras una antena invisible, empiezas a atraer personas, situaciones y oportunidades que vibran igual.


¿Nunca te ha pasado que cuando estás en calma, todo fluye con facilidad? No es magia. Es física emocional.

Ahora bien... entenderlo no es lo mismo que aplicarlo.


Porque claro, "hay que vibrar alto" dicen todos, pero a ver cómo lo haces cuando la vida te mete una buena bofetada. ¡Vaya tela!

Y no se trata de fingir que todo va bien mientras por dentro estás hecho polvo. Se trata de cultivar una emoción real, de sostener una esperanza genuina que no dependa del resultado inmediato. Una fe que no se tambalee cada vez que algo no sale como esperabas.

Visualiza, sí... pero con alma, no con ansiedad.


Esto no funciona si lo haces desde el miedo o la carencia. Pero si lo haces con la alegría de un niño esperando a los Reyes Magos, con esa emoción limpia y expectante, entonces aparecen las manifestaciones: esa vibración actúa como un imán que el Universo capta al vuelo, y eso no se puede falsificar (no puedes engañar al Universo). Él solo manifiesta.


No creer en esto es como decir que no crees en la ley del ritmo, en la ley de gravedad…o como negar la existencia del sol porque hoy está nublado, o del viento porque no lo ves.


Ahora bien, para manifestar, desear no es suficiente. Hay que actuar en coherencia.

  • No puedes pedir salud si tratas a tu cuerpo como un cubo de basura.

  • No puedes pedir abundancia si maldices cada vez que pagas una cuenta o criticas al que prospera.

  • No puedes pedir amor si vas por la vida cargando resentimientos como si fueran trofeos.

  • No puedes pedir éxito si justo cuando estás por lograr algo... te saboteas.


Creo que la clave está en alinear lo que piensas, lo que sientes y lo que haces, y luego emocionarte como un niño. Cuando eso pasa, no hay fuerza que frene la manifestación.

Y lo que algunos llaman "casualidad", simplemente es consecuencia vibracional.


No estás a merced del destino o de la suerte. Estás creando tu vida pensamiento a pensamiento, emoción a emoción, paso a paso.

El gran secreto no está en controlar lo externo. Está en elegir, con conciencia, qué pensamientos decides tener cada día.

Porque al final —aunque suene a tópico— elegimos nuestro destino al elegir nuestros pensamientos.

No lo olvides: la ley de atracción no responde a palabras. Responde a tu vibración y emoción.


Nada de esperar sentado. La vida no premia al que más desea... premia al que se lo cree de verdad.


Manu Paqué ➰

Comments


bottom of page