¿Título sin Ingeniero? o...¿Ingeniero en Resultados?
- by Manu Paqué

- 18 jul
- 3 Min. de lectura

Es tan fácil presentarse con un título,... y tan cojonudamente difícil presentarse con resultados.
Ostra, ¡que put...da!, nos venden el título como si fuera el premio gordo, y, cuando lo tienes en la mano, descubres que en realidad era solo el boleto de entrada, o algo así como el pistoletazo de salida.
Y apenas ahí empieza el jaleo, cada uno se las apaña en la vida como buenamente puede.
Lograr un título sí es una hazaña cojonuda, por supuesto, pero si reflexionas un poco, te darás cuenta que no deja de ser la primera milla de una carrera que, créeme, no tiene línea de meta, y es un follón.
Y además, sin atajos ni GPS, ¡jod..r!, que aquí en este meneo cada uno se rasca como puede.
Lo verdaderamente curioso —y aquí está la parte divertida— es que, cuando ya tienes el papel colgado en el salón y hasta con su marco plateao y toda la cosa, toca demostrar que no eres el diploma con patas, sino alguien que sí construye, que aporta y resuelve, alguien que deja huella, vaya, aunque sea en forma de migas de pan. Porque títulos hay un mogollón, y paredes con diplomas, más todavía, es increíble.
Lo que quiero decir, es que el título no nos trae garantía de resultados ni éxito asegurado, es sólo la tarjeta de visita, apenas un “hola, muy buenas”, lo demás, lo que cuenta de verdad, hay que currárselo y demostrarlo cada día, sin excusas… ni dramas.
Un día reflexioné sobre esto de "Ser ingeniero en resultados", porque sí, es una puñeta mala hostia estudiar tantos años, y luego te avienten a la calle a sobrevivir abruptamente, a descubrir que necesitas mucho más de lo que enseñan en la Universidad. ¡Un engaño a mano armada!, porque eso lo aprendemos a palos cada día en la calle, en los tropiezos, en los aciertos, en las veces que las cosas no salen y te vas de narices, tienes que sacudirte el polvo con dignidad (o lo que te quede). Pero ahí es donde te ganas el respeto: cuando lo que haces habla por ti, y ya no hace falta diploma, ya no tienes que sacar el currículum como una credencial de policía de tránsito, ya no tienes que decir "que tal, soy Don Patatín, licenciado y casi Santo".
...Hombre, ámoaver, que sí, que el Título es un comienzo de pu...madre, ¡cómo no!, es como estrenar coche: qué ilusión hace, huele a nuevo y todo, pero luego hay que aprender a conducirlo sin cargarte el retrovisor ni acabar en la cuneta. ¡Pero señores, de qué va esto!
Luego de ese sacudón infernal, lo bonito son los resultados, que son humildes, que no presumen, que no hacen ruido, no echan cohetes,...simplemente ahí están. Como un sillón bien hecho, ¿apoco no?, que lo ves, te sientas, y dices: “¡Ostras, esto sí, eh!” y ni te preocupa quién lo fabricó, estás muy agustito sentáo, ni te interesa saber cómo lo hizo, porque se nota que sabía muy bien lo que se hacía.
Así que..., vamos, que si me preguntas, el título está fenomenal. Es un principio con mucha clase, con mucha onda, pero no conviene creérselo demasiado ni usarlo como escudo de garantía, porque, por muy reluciente que sea, si detrás no hay resultados, se nos queda en poco más que una etiqueta cara… y el mundo ya está lleno de etiquetas vacías con ínfulas.
Acá entre nos, lo que de verdad hace falta son manos que resuelvan, cabezas que piensen con objetividad y corazones que se impliquen sin montar alboroto, hace falta compromiso, hace falta disciplina, constancia, coraje, tolerancia, demasiado temple, creatividad, por supuesto mucha educación financiera, y una lista gigante. Porque los resultados —esos que de verdad se tocan, que se viven, y mejoran la vida de otros— son el único título que no se cuelga.
Y, colega, qué le vamos a hacer. La cosa es así, y no pasa nada. No se trata de demostrar nada a nadie, tampoco se trata de no querer estudiar, -¡hombre, tampoco!, que no ando aquí dando malas ideas-, sino de ir puliendo lo verdadero, lo elemental: permanecer con una capacitación constante integral, y dejar pequeños rastros de lo que sabes.
Cuida bien lo que haces, (más por tu bien, que por "el qué dirán")
Así que..., sí, presume de título, ¡vénga yá hombre!, ¡claro que sí!, que para algo te lo has currao. Pero llévalo con ligera gracia, no como nombramiento de emperador del universo. ¡Y sigue dándolo todo!, que las mejores credenciales no hacen ruido.
...Que cuando alguien te pregunte: “¿a qué te dedicas?”, puedas responder con calma y media sonrisa: a que las cosas funcionen.
..hála, buenas noches.
-Manu Paqué-







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